miércoles, 28 de noviembre de 2018

Los días oscuros


Había algo en las ficciones distópicas que siempre, a mi modo de ver, parecía no cuadrar. Por lo general en este tipo de historias, un hecho ocurrido en un pasado reciente rompe la línea temporal que conocemos y, de ahí en adelante, el presente se convierte en un caldo de cultivo para gobiernos tiránicos, altas dosis de represión, pueblos silenciosos y días oscuros que resquebrajan el alma. Una atmósfera idéntica a la que se respira en la serie original de Hulu The Handmaid's Tale que vi casi de un tirón hace apenas unos días. Pero, luego de cada episodio, quería pensar que algo así sería imposible debido a que, como en todas estas ficciones, transcurre muy poco tiempo entre los eventos contados y los que desencadenan la narración. En la ficción, basada en una novela homónima de Margaret Atwood de 1985, hay un cambio en el sistema de gobierno y luego, lo que se supone que es una democracia saludable, se convierte sin apuros en un régimen teocrático totalitario que utiliza a sus ciudadanos, especialmente a las mujeres, como simples objetos para fines aparentemente superiores, y de ñapa, todo ello bajo la excusa de la defensa de la moral, las buenas costumbres y la religión. La cuestión, y de allí venía mi malestar, es que en la serie de Hulu el cambio de un sistema a otro se da en muy pocos años, tanto que los protagonistas notan esos cambios y a pesar de ello parecen desinteresados en el asunto. Así que ¿cómo un grupo político o religioso lograría cambiar el sistema de pensamientos de toda una sociedad en tan poco tiempo? Visto así, en blanco y negro, The Handmaid's Tale es completamente inverosímil. Sin embargo, la realidad lanza un ladrillo y, como siempre, atina en mi cabeza. Apenas salgo a la calle veo una gigantesca valla publicitaria, pagada por el gobierno municipal, que reza: "La familia es lo primero". Los engranajes de dentro de mi cabeza, aún desajustados por el golpe, chirrían y allí mismo recuerdo que los partidarios del NO en el plebiscito sobre los acuerdos de paz de Colombia en 2016 eran principalmente pastores-políticos evangélicos que aducían que los acuerdos incluían "ideología de género" y decretos homosexualizadores que destruirían la infancia y la educación. El NO ganó el plebiscito y con el mismo impulso se conformó el nuevo gobierno. Ahora es normal ver en las noticias que desde el Senado se promueva la creación de un Ministerio de la Familia al tiempo que se decreta el decomiso de cualquier dosis personal de droga para, según sus promotores, "repeler a los jíbaros que quieren acabar con la infancia". Y si por aquí llueve, en casa de los vecinos no escampa. Brasil eligió un presidente de derecha, controversial por decir lo menos, que curiosamente realizó su primer acto público, luego de ganar la presidencia, en una iglesia cristiana. Y claro, la bancada evangélica ya solicita la eliminación de los ministerios de cultura, ciencia y tecnología además de promover, igual que acá, el Ministerio de la Familia. Lo dicho: tiempos oscuros que humedecen los huesos y los sueños y, a pesar de todo, a la gente le interesa muy poco el asunto.
*No está de más decir que The Handmaid's Tale es un serie exquisita desde donde se le mire y que ya se ha anunciado una tercera temporada para el próximo año. Así que échale un ojo a las dos temporadas disponibles. Por otra parte, Si te han quedado ánimos, puedes comentar esta entrada y hasta compartirla. Nos seguimos leyendo.